Verónica Pellegrino tiene 34 años y es técnica en Nutrición. Está soltera y tiene dos sobrinos: Jerónimo, de cinco años, y María Pía, de un año y ocho meses. “Lo que más me gusta de mi relación con ellos es la complicidad que existe entre nosotros. Me encanta inventar juegos y que ellos me busquen para divertirse conmigo”, confiesa.
Entre las actividades favoritas con sus sobrinos, la que prefiere Verónica es la “piyamada”. “Vivo sola y ellos se quedan seguido en mi casa. Comemos en la cama, vemos películas, tomamos helados y jugamos a lo que ellos quieran”, especifica.
“Los disfruto sin preocupaciones. Soy muy permisiva. Cuando estoy con ellos me convierto en una persona de su edad. Siempre que puedo trato de consentirlos con las cosas que quieren y les gustan, dentro de mis posibilidades y sin desautorizar a los padres. Les suelo comprar juguetes, golosinas o ropa”, añade.
A Verónica a veces le gusta participar de la crianza de sus sobrinos. Admite que le da consejos a su hermana mayor. “Aunque es muy difícil aconsejar ya que no tengo hijos. No se si los tendré más adelante. Hoy por hoy me conformo con ser tía”, concluye.